31 de julio. San Ignacio de Loyola
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- Lunes, 30 Julio 2012 11:50
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Carta 190. En Obras Completas, BAC (2000), Vol IV, pp. 634-635
«AL MUY REVERENDO SEÑOR Y DIGNÍSIMO PADRE EL PADRE IGNACIO [DE LOYOLA], PREPÓSITO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, EN ROMA, MI SEÑOR»
Es respuesta a la que San Ignacio le dirigió el 24 de enero de 1549 desde Roma.
Muy reverendo señor y dignísimo padre:
La caridad de vuestra paternidad causa en su corazón que le parezca tener obligación de me escribir y agradecer mi deseo y afición cerca de la santa Compañía de Jesús, de la que vuestra paternidad es administrador. Y con hacerla echa sobre mí una tan verdadera obligación, que a nuestro Señor plega darme fuerzas con que, siquiera en algo de ella, pueda salir.
Yo, señor, he hecho poco en servicio de esta Compañía, porque puedo poco, mas a la Fuente de la luz sean gracias, que me ha dado, desde el primer día que la oí, sentimiento de ella ser del mismo Señor y obra de mucha misericordia, así para los que en ella entraren como para los que por medio de ellos han de ser aprovechados. Mas, señor, que yo hobiera hecho algo, ¿qué hay que me agradecer, pues hago lo que debo y no llego a esto, aun con muchos quilates?
[…] Las águilas tienen señal para conocer los que son sus legítimos hijos, y los plateros de la tierra tienen toque para no recebir metal falso y aparente por verdadero. A Cristo pareció tener prueba en que los suyos sean probados, que es como la Escritura dice: In camino humiliationis. Y, pues en nuestra Cabeza primero hobo pasión que resurrección, no deben los miembros huir de pasar por la ley que la cabeza pasó, ni dejar de esperar lo que en ella acaeció. Dicho he esto no por necesidad que haya de decirlo yo, sino por consolarme en decir verdad, que creo ser obrada de esta santa Compañía.
[…] Vuestra paternidad tenga cuenta con esto por amor de nuestro Señor, el cual le dé aquellos alientos y espíritu que la empresa en que le ha puesto ha menester, para que él y todo lo que a su cargo está, y muchos por ellos, sean ganados al Señor, cuyos somos, en perpetua gloria de Él y salud de muchos.
Y de mi poquedad suplico a vuestra paternidad tenga cuidado como de un muy pobre que en su caridad se encomienda, y deseoso de ver glorificado el nombre del Señor por medio de esta santa Compañía.
De Córdoba, 13 de abril de 549.
Servus vestrae Paternitatis,
Joannes de Ávila