"Iglesia en Jaén", monográfico sobre San Juan de Ávila

El último número de “Iglesia en Jaén” –revista diocesana quincenal- es un monográfico sobre San Juan de Ávila. Las reliquias del “Apóstol de Andalucía” han visitado recientemente varias localidades jienenses muy vinculadas a su acción evangelizadora: Andújar, Baeza, Úbeda y Jaén. 

Pueden acceder al ejemplar completo de este monográfico en la web diocesana www.diocesisdejaen.es o pinchando sobre la imagen de la portada. 

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San Juan de Ávila, un arsenal de espiritualidad sacerdotal

Mons. Amadeo Rodríguez invita a los sacerdotes de la diócesis de Plasencia a tener como modelo el corazón sacerdotal del Maestro Ávila. Tomamos algúnos párrafos de la homilia de la Misa Crismal, celebrada en la Catedral de Plasencia en la mañana de este miércoles santo:

4. En lo que a nosotros sacerdotes se refiere, es hoy un día de gratitud por la llamada del Señor; de humildad, por la evidencia de nuestras carencias y fallos; de confianza, porque es el Señor el que ha confiado en nosotros. Este año os invito a proclamar las promesas sacerdotales, teniendo como modelo el corazón sacerdotal del Maestro Ávila que, para alegría del clero español, va a ser proclamado por el Santo Padre Doctor de la Iglesia. La vida, el ministerio y la doctrina de San Juan de Ávila han de ser para nosotros un arsenal de espiritualidad sacerdotal que nos fortalezca y nos renueve. El amigo y maestro de santos y apóstoles, sacerdote para los sacerdotes, nos ha de ayudar a todos a estar a la altura espiritual y ministerial de los tiempos nuevos y complejos en los que nos está tocando ser pastores del pueblo de Dios; tiempos que seguramente no son más difíciles que aquellos en los que él fue un santo y sabio sacerdote.

La amplia riqueza de su ministerio refleja, sobre todo, que Juan de Ávila era un sacerdote abrasado de “celo ardiente”, como cantamos con fervor en el himno con el que evocamos a nuestro Santo Patrón. De todos es conocido que el ardor de su celo hizo de él un apóstol andariego por Andalucía, la Mancha y Extremadura. Sabemos también que donde ponía la palabra temblaba de amor el corazón. Su palabra enamoraba de Dios a los hombres. Así expresaba él mismo la experiencia de su ministerio en su breve y hermoso “Tratado del amor de Dios”:

¡Oh amor divino, que saliste de Dios, y volviste para el hombre, y tornaste para Dios! Porque no amas al hombre por el hombre, sino por Dios; en tanta manera lo amaste, que quien considera este amor no se puede defender de este amor, porque hace fuerza a los corazones, como dice el Apóstol: La caridad de Cristo nos hace fuerza. Y sigue diciendo San Juan de Ávila en esta íntima contemplación del amor divino: “El amor del ánima de Cristo para con Dios llevaba tan admirable fuerza -porque la pólvora de la gracia que le impelía era infinita- cuando, después de haber ido a herir derechamente al corazón del Padre, resurtiese de allí al amor de los hombres. Y sigue diciendo el Maestro Ávila: “La fuerza de tu amor ha despedazado infinitos diamantes; tú has quebrantado la dureza de nuestros corazones, tú has inflamado todo el mundo de tu amor; tu mesmo lo dijiste por el profeta: Con el fuego de mi amor será abrasada toda la tierra.”

El Espíritu Santo en San Juan de Ávila

Artículo de D. Rogelio GARCÍA MATEO en Burgense, 52/1 (2011) pp. 163-187

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