Tenemos un ánima criada a imagen y semejanza de la Santísima Trinidad

Juan 1, Lecc. 3, en Obras Completas, BAC (2000), Vol II, pp. 117-125

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Dice San Juan: Para que vosotros tengáis compañía con nosotros. ¿Habéis visto unos parientes que hacen unos mucho por otros, que ansí hacen las cosas de sus parientes como las suyas propias? Ansí son los cristianos.

Habemos de hablar en la presente lección, no sólo de la compañía que tenemos unos con otros, sino de la compañía que tenemos con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. ¡Oh, bendito sea Aquel que tal palabra mandó que oyesen nuestros oídos! Habemos de ser compañeros con el Padre y con el Hijo Jesucristo en dos cosas: en la bondad, que hemos de ser buenos como Él lo es, y en el descanso y gozo que tiene. Así dijo Dios: Hagamos un hombre a nuestra imagen y semejanza (Gén 1,26): que tenemos una ánima criada a imagen y semejanza de la Santísima Trinidad.

En la Santísima Trinidad hay tres personas y una sustancia, ansí en nosotros hay una ánima y tres potencias. En la Santísima Trinidad, tres personas distintas, que una es la persona del Padre y otra es la persona del Hijo y otra es la del Espíritu Santo, y todas tres personas tienen una esencia; y así nosotros tenemos tres potencias distintas, porque una es la memoria, que es distinta del entendimiento y de la voluntad; y el entendimiento, distinto de la voluntad realmente, y no es distinto del ánima; y otra potencia es la voluntad, distinta de la memoria y del entendimiento. Así como en Dios hay entendimiento que se conoce y representa a sí mismo, y la noticia presentada por el entendimiento es el Hijo, de este entendimiento que es el Padre y de la noticia que es el Hijo, procede la voluntad, que es el Espíritu Santo. […]. Por manera que somos criados a imagen y semejanza de Dios, aunque no es ésta la imagen perfecta de Dios. —Pues ¿cuál es? —Cuando una ánima parece que representa a Dios no sólo en el ánima y las potencias, mas en los actos y costumbres, entonces está el ánima pintada en sus vivos colores, que antes estaba pintada de carbón. […] quien tiene costumbres de Dios trae imagen de Dios.